Una autoestima elevada está intrínsicamente orientada a la racionalidad y al realismo. Confía en la intuición y desarrolla la creatividad.
Racionalidad; Es el ejercicio de la función integradora de la consciencia: generar principios desde hechos concretos (inducción), la aplicación de los principios a hechos concretos (deducción), y la relación de nuevos conocimientos e información al contexto existente del conocimiento. Es la búsqueda del significado y la comprensión de las relaciones. Su guía es la ley de la no contradicción: nada puede ser verdadero y falso (A y no-A) al mismo tiempo y con respecto a lo mismo. Su base está en el respeto a los hechos. La racionalidad no debería confundirse, como pasa a menudo, con seguir unas reglas obligatorias, o con una obediencia irreflexiva a lo que la gente de una época o un lugar dados ha establecido como «razonable». Por el contrario, la racionalidad, a menudo, debe desafiar lo que algún grupo llama «razonable». (Cuando una noción particular de «razonable» ha sido invalidada por una evidencia nueva, es esa noción y no la razón la que ha sido derrotada.) La búsqueda de la razón es la de la integración no contradictoria de la experiencia, que implica una disponibilidad y una actitud abierta a la experiencia. No es sierva ni de la tradición ni del consenso.
Está muy lejos de aquella noción de racionalidad que la identifica con una mentalidad poco imaginativa, analíticamente estrecha y calculadora, como por ejemplo, en In Search of Excellence de Peters and Waterman, donde la «racionalidad» se caracteriza de este modo y, por tanto, se critica. La racionalidad es la consciencia que actúa en su modalidad explícitamente integradora. Así entendida, vemos que una obligación a la racionalidad y a la práctica de vivir conscientemente se implican mutuamente.
Realismo: en este contexto simplemente significa un respeto por los hechos, un reconocimiento de que lo que es, es, y de que lo que no es, no es. Nadie puede sentirse competente para hacer frente a los desafíos de la vida si no considera seriamente la distinción entre lo real y lo irreal; el olvido de tal distinción es incapacitante. Una alta autoestima está intrínsecamente orientada a la realidad. (Una buena orientación a la realidad, con una disciplina personal efectiva y autogobierno es lo que los psicólogos entienden por el concepto de «fuerza del yo».) En los tests las personas con una baja autoestima tienden a infravalorar o a sobrestimar sus capacidades; las personas con una autoestima alta tienden a valorar sus habilidades de forma realista.
¿Tienes disponibilidad y una actitud abierta a la experiencia? ¿O piensas que podrías estar muy basado en la tradición y el consenso?.
Otros aspectos fundamentales de la autoestima son la intuición y la creatividad.
Intuición. Muy a menudo –especialmente, por ejemplo, al tomar decisiones complejas– el número de variables que necesitan ser procesadas e integradas son muchas más que las que conscientemente podamos hacer frente. Integraciones muy rápidas y complejas que se presentan como «intuiciones » pueden darse por debajo del conocimiento consciente. La mente puede además buscar datos para la evidencia en apoyo o discrepante. Los hombres y las mujeres que suelen ser muy conscientes y experimentados, a veces se ven a sí mismos regidos por estas integraciones del subconsciente, dado que diversos éxitos les han enseñado que al hacerlo de esa manera han obtenido más éxitos que fracasos. No obstante, cuando cambia un modelo de éxito y se encuentran a sí mismos cometiendo errores, regresan a una forma de racionalidad más explícita y consciente. Porque la función intuitiva, a menudo, les permite inesperados saltos que de pensar de una forma más convencional, tardarían más en surgir; experimentan la intuición como algo central en el proceso; los ejecutivos de alto nivel se fían a veces de la intuición para muchos de sus logros. Una persona que ha aprendido a confiar en sí misma es más probable que confíe en este proceso (y lo logra con un análisis apropiado de la realidad) que alguien que no confíe en ella. Esto sucede de igual forma en los negocios, en el atletismo, en las ciencias, en las artes, en la mayoría de las actividades humanas complejas. La intuición se relaciona significativamente con la autoestima, sólo en la medida que expresa una alta sensibilidad a las señales internas y el respeto apropiado a éstas. A principios de este siglo Carl Jung subrayó la importancia de este respeto por las señales internas en la creatividad. Más recientemente Carl Rogers lo ha vinculado con la aceptación de uno mismo, con una autenticidad y con una salud psicológica.
Creatividad. La persona creativa oye y confía en las señales internas mucho más que una persona normal. Su mente está menos subordinada a los criterios de los demás, al menos en el terreno de la creatividad. Es más autosuficiente. Puede aprender de los demás y estar inspirada por ellos. Pero valora sus propios pensamientos y sus intuiciones mucho más que una persona normal. Los estudios dicen que la persona creativa tiende mucho más a anotar las ideas interesantes en una agenda; pasa mucho tiempo; ampliándolas y cultivándolas; gasta energía investigando dónde pueden conducirle. Valora los productos de su mente. La persona con una autoestima baja tiende a dejar de lado los resultados de su intelecto. No porque no consiga ideas brillantes sino porque no las valora, no las considera potencialmente importantes y, a menudo, ni siquiera las recuerda durante mucho tiempo; raramente las adopta. En efecto, su actitud es: «Si la idea se me ha ocurrido a mí, ¿cómo puede ser buena?».
¿Confías en tu intuición al tomar decisiones? ¿confías en tus ideas? ¿Las investigas, profundizas, desarrollas e implementas?
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