La Autoestima en Acción parte 2

Clasificado en: Desarrollo Personal
This week we turn our attention overseas, to British singer/multi-instrumentalist Florrie, who’s been causing quite a fuss online since she began offering addictive dance-pop tracks like “Call 911″ and “Panic Attack” up as free downloads.

Otros aspectos muy importantes de la autoestima son:

Independencia: el hecho de pensar por uno mismo es el corolario natural– causa y una consecuencia a la vez– de una autoestima saludable. También lo es la práctica de ser totalmente responsable de la propia existencia –para la realización de sus propias metas y para la consecución de su propia felicidad.

Flexibilidad. Ser flexible significa tener la capacidad de reaccionar a los cambios sin que ataduras inapropiadas te liguen al pasado. El depender del pasado frente a circunstancias nuevas o cambiantes es en sí mismo producto de la inseguridad, falta de confianza. La rigidez es lo que manifiestan, algunas veces, los animales cuando están asustados. Se quedan petrificados. A veces sucede lo mismo con algunas empresas cuando se enfrentan a una competitividad superior. No se preguntan: «¿Qué es lo que podemos aprender de nuestros competidores?». Se aferran ciegamente a lo que han hecho siempre, desafiando la evidencia de que no funcionará por mucho tiempo.  La rigidez es generalmente la respuesta de una mente que no confía en sí misma para hacer frente a lo nuevo o para dominar lo desconocido o que se ha convertido, simplemente, en una actitud que le complace o incluso que se adopta por descuido. La flexibilidad, en cambio, es la consecuencia natural de la autoestima. Una mente que confía en sí misma se mueve con agilidad, sin el estorbo de ataduras irrelevantes, capaz de responder rápidamente a las novedades porque está abierta a considerarlas.

Capacidad para afrontar los cambios. La autoestima no considera temibles los cambios. La autoestima fluye con la realidad; la duda de uno mismo la combate. La autoestima se da prisa para reaccionar a tiempo; la duda de uno mismo retrasa su capacidad de reaccionar.  La capacidad para enfrentarse al cambio se correlaciona de esta forma con una buena orientación a la realidad, anteriormente mencionada y, también, con la fuerza del yo.

Deseo de admitir (y corregir) los errores. Una característica básica de una autoestima saludable es una fuerte orientación a la realidad. Los hechos tienen una prioridad superior a las creencias. La verdad es un valor superior que tener razón. La consciencia se considera más deseable que una inconsciencia autoprotectora. Si la confianza en uno mismo se une al respeto a la realidad, el corregir un error se considerará mejor que fingir no haberlo cometido. Con una autoestima saludable no es vergonzoso decir, cuando la ocasión lo justifica: «Estaba equivocado». El negarlo y estar a la defensiva son características de la inseguridad, la culpabilidad, los sentimientos de inadecuación y vergüenza. La baja autoestima es la que experimenta una simple admisión del error como una humillación e incluso como una autocondena.

Benevolencia y cooperación. Los que estudian el desarrollo del niño saben que un niño que es tratado con respeto tiende a interiorizar ese respeto y, por tanto, trata a los demás con respeto, en contraste con el niño que es maltratado, que interioriza el desprecio propio y crece reaccionando hacia los demás con miedo y rabia. Si me ocupo de mí mismo, seguro de mis propios límites, seguro de que cuando quiero decir sí es sí y de que cuando quiero decir no es no, la benevolencia es el resultado natural. No hay necesidad de sentir miedo hacia los otros, no tengo necesidad de protegerme detrás de una fortaleza de hostilidad. Si estoy seguro de que tengo derecho a existir, si tengo confianza en que me pertenezco, sin estar amenazado por la seguridad y confianza de los demás, cooperar con ellos para conseguir objetivos compartidos surgirá de una manera espontánea. Esta reacción claramente me beneficia, satisface una variedad de necesidades y no sufre la obstrucción del miedo y de la duda permanente. La empatía y la compasión, no menos que la benevolencia y la cooperación se encuentran, probablemente, mucho más entre las personas cuya autoestima es muy alta que en aquellas cuya autoestima es baja; mi relación con los demás tiende a mostrar y a reflejar la relación que tengo conmigo mismo. En un comentario sobre el mandamiento de «ama a tu prójimo como a ti mismo», el filósofo Eric Hoffer resalta en algún lugar que esto es precisamente lo que la gente hace: la persona que se odia a sí misma, odia a las demás. Los asesinos de todo el mundo, tanto en sentido literal como figurativo, no se caracterizan precisamente por tener una relación íntima o cariñosa con su yo íntimo.

 

 

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